Hacer predicciones en cuestiones de viviendas es mirar una bola de cristal, casi nunca aciertas. Pero hay algo que si es previsible. Conocer de primera mano lo que ha ocurrido en los últimos años y lo que está ocurriendo ahora mismo, teniendo en cuenta los imprevistos, como el coronavirus.

También las expectativas sobre la aprobación de los presupuestos, tan reñidos y esperados, o la confirmación de subida del IBI en algunos ayuntamientos. Si tenemos todo esto en cuenta nos encontramos con datos que nos van a permitir asegurar algunas conclusiones.

El comprador tiene un perfil claro en nuestra comunidad, el gallego ahorra por debajo de la media nacional pero curiosamente somos los menos endeudados de España. Así que teniendo esto en cuenta nos encontramos cada día con más compradores que, a pesar de las encuestas, pueden pagar su nueva vivienda sin recurrir a hipotecas completas.

Hemos conseguido ahorrar durante esta pandemia,

lo que también nos está ayudando a dar el paso de cambiar e invertir en una segunda vivienda o simplemente cambiar de vivienda para mejorar nuestra calidad de vida. Aún así las estadísticas a veces implosionan, cuando se trata de Galicia y los gallegos, hay que mirar los datos dónde de verdad importan, en el notario y con nosotros, los agentes inmobiliarios. Llevamos la cuenta de todo, quién paga al contado, quién necesita crédito y porqué.

Y la realidad es que al gallego siempre le gustó el ahorro dedicado a la compra de su primera vivienda. Y esto no ha cambiado. Si tienen que endeudarse lo harán sabiendo que pueden hacerlo. Los datos lo dejan claro, el gallego apenas está endeudado si lo comparamos con el resto de España.

Y eso también nos dice que el precio de la vivienda es la adecuada, correcta, ni está inflada ni deshinchada. Porque en Galicia tenemos nuestra historia y nuestras formas.